By Ángeles Flores
La melancolía
Conocida en el pasado, para los griegos como parte de los “cuatro humores hipocráticos”.
La teoría de los cuatro humores indica un tipo de comportamiento al exceso o defecto de alguno de ellos. Así, aquellos individuos con mucha sangre se consideraban sanguíneos (emocionales), aquellos con mucha flema eran denominados flemáticos (equilibrados), aquellos con mucha bilis eran coléricos (irascibles, violentos), y aquellos con mucha bilis negra se denominaban melancólicos (apáticos, tristes).
La melancolía era provocada según Hipócrates por el exceso de bilis negra, es decir era un “humor negro” que causaba en quien la padecía, tristeza, abatimiento, angustia, etc.
El estudio de este trastorno ha sido importante desde la primera vez que Hipócrates lo describe. Los Griegos, los Romanos, en la Edad Media, diferentes Tratados e Investigaciones buscan de encontrar el origen y la cura de la Melancolía. En el Renacimiento, inspirados por “Problemata XXX”, obra de Aristóteles se la relaciona con la creatividad y el genio artístico.
Tirso de Molina, (pseudónimo de fray Gabriel Téllez), compuso la comedia El Melancólico, que tuvo un gran interés para el público porque veía en el protagonista al enigmático y melancólico Felipe II.
John Donne, tiene obras que abarcan los temas que giran en torno a la muerte. Su obra incluye: poesía amorosa, religiosa, traducciones, epigramas, elegías, canciones y sermones en prosa.
En la literatura, en el Renacimiento, Robert Burton escribe “La Anatomía de la Melancolía”, obra que muestra un profundo estudio médico y literario de este trastorno.
Shakespeare crea “Hamlet”, el “danés melancólico”, quien es sin duda el más famoso melancólico de la Literatura Occidental.
Johann Wolfgang von Goethe, en su obra “Las desventuras del joven Werther” presenta, sin duda, la descripción perfecta de un personaje melancólico que ha inspirado a muchos al suicidio.
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