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19 de diciembre de 2019

Soy un grito que flota entre la niebla

Retrato de David Ledesma cuando niño
David de niño

“Breve, denso y auténtico”1

Conocí a David gracias a un amigo en común, él solía hablarme de aquel compañero del colegio, con quien compartió las inquietudes juveniles, su gusto por la poesía, el teatro, el radioteatro y una amistad que ha logrado traspasar el tiempo e incluso la muerte.

David Alberto Ledesma Vázquez, nació en Guayaquil, el 17 de diciembre de 1934. Desde muy temprana edad mostró gran sensibilidad y talento para la literatura y el teatro. En 1951 fundó con otros escritores y artistas de los colegios secundarios la "Agrupación Ecuatoriana de Cultura".

Nuestro amigo en común, lo conoció una mañana en la imprenta del Colegio Vicente Rocafuerte, "parecía un ángel" me comentaba, era verdad, cuando pude verlo, comprobé que aquel ya conocido poeta, perteneciente al Club 7 de poesía (1951-1962), era un muchacho menudo, con cabello rizado, enormes ojos y cierto aire etéreo. Solo al escucharlo recitar uno de sus poemas, comprendí la potencia de su alma que se transmitía a través de su voz. Sé que David y mi amigo, acompañados por un vaso de cerveza fría para aplacar el calor del puerto, muchas veces discutían sobre Barba Jacob o César Vallejo, de dramaturgia extranjera y de política.


David junto a su co-protagonista de radionovelas

Era el galán perfecto para las radio novelas y obras de teatro, yo me enganché a todas las producciones en las que participó y no me perdía ninguna de las presentaciones de su grupo de teatro o sus recitales. Era mi “Martín Santos”2. Lo vi en la adaptación hecha para la obra de Shakespeare, Otelo y en El Cristo de los leprosos, en El teatro en su hogar en obras como Delirio, Lluvia, el abanico de Lady Windermere y Salome de Oscar Wilde; en las radio novelas, La mujer sin Dios, Crimen sin castigo, Historia de una gran pasión, El amor de los pobres, Eno, Fedora, Aquella mala mujer, entre otras.

Publicidad de prensa de la radionovela Fedora

Seguí sus pasos a través de la prensa, sus viajes artísticos y políticos, conseguí todos sus libros. Cristal (1953), Club 7 de poesía (1954), Gris (1958) y Triángulo (1960). No logré que me los firmara, porque en los pocos encuentros que tuve con él, me temblaron las piernas y no pude articular ninguna palabra. David sonreía y se marchaba, yo pensaba que habría otra oportunidad.

Era un líder nato, carismático y de grandes ideales. Quizás – reflexiono hoy – su pensamiento político y artístico (en ese orden) fue lo que mantuvo unidos a mi amigo Sergio; a David y a Ileana, los tres únicos integrantes del Club 7 que continuaron trabajando juntos. Lo escuché en su programa Aquí… ¡Cuba! y aunque no sé si reventó3 o no como él quería, lo extrañé cuando dejó de transmitirse.

Grupo de teatro del que formaba parte David Ledesma


Última balada de Orfeo

Puede un hombre saltar sobre sí mismo
Pero, infaliblemente, se vuelve al mismo sitio.
La verdad es que siempre uno está solo!

Retrato de David Ledesma

Después de varias circunstancias, no volví a mirar a David, ni a escucharlo, tampoco a saber de sus presentaciones, fue como si un libro breve y bello hubiese llegado a su final. El poeta fugaz, actor y narrador, se fue en Semana Santa. El tiempo siguió y aunque me fui de aquella ciudad, la de los momentos inolvidables con mis amigos poetas y actores de radionovelas y teatro, no los he olvidado. 

A veces y cada vez con menos frecuencia recibo cartas de Sergio quien desde su destierro vive en Costa Rica, con noticias y reflexiones de cómo pasa el tiempo para todos; más de medio siglo desde que nos conocimos, el único que aún tiene 26 años y los tendrá siempre, es David4.

* Soy un grito que flota entre la niebla, Verso de Arte poética 
1 Comentario sobre la obra de David en Lírica Hispana (Venezuela), en Preludio para Gris.
2 Seudónimo de David Ledesma.
3 De su última nota donde pide que el programa siga sonando hasta que reviente.
4 David fue encontrado muerto en Guayaquil, el 30 de marzo de 1961.

Las fotografías y recortes de prensa pertenecen al archivo de David Ledesma Vázquez, conservado por su hija Carmen Ledesma y su esposo Roberto Ortiz Safadi.


Relato especial de Ximena Flores Venegas
19-12-2019

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